El director Sigfrid Monleón, profesor de Central de Cine, presenta en la presente edición del Festival de Málaga dos largometrajes: el documental Mario Camus según el cine, en las sesiones especiales, y el drama Una película póstuma, que compite en la ZonaZine de la Sección Oficial.

Sigfrid es un director prolífico y con experiencia tanto en la ficción (La bicicleta, El cónsul de Sodoma) como en la no ficción (El último truco, El pintor de calaveras). También es autor de varios libros sobre cine y como docente empezará el próximo abril un nuevo Entrenamiento ante la cámara en Central de Cine.

En esta entrevista le preguntamos sobre sus últimos proyectos, en los que se mezclan el amor, la muerte, y, sobre todo, mucho cine.

Empecemos hablando de Mario Camus según el cine. ¿Cómo empieza tu relación con el director, tanto con su cine como con él personalmente?

Mi relación con Camus empieza a través de su cine, como joven cinéfilo. Había visto sus películas, tan distintas en apariencia unas de otras. Unas eran muy personales, otras me parecían meros encargos. Intentaba clasificarlo en las categorías que ha manejado la crítica de cine: ¿autor o artesano? Tardé en darme cuenta de que esas categorías no eran válidas. Cuando ya le conocí, me encontré con un hombre cabal. En él vi la humildad de la que habla Cervantes, cuando dice que es la base y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea.

Camus no solo es una figura icónica del cine español, también cuenta con una filmografía extensísima. ¿Cuál fue el punto de partida para abordar todo esto en el documental?

El punto de partida es Mario Camus como expresión máxima de un oficio: la figura del director de cine como actitud y mirada frente al mundo. Camus tiene una ética del trabajo que le impide traicionarse a sí mismo, da igual si se trata de una película con Raphael u otra inspirada en un relato de su amigo Ignacio Aldecoa, el gran escritor realista de la generación de los 50. Revisando con él y comentando las secuencias escogidas de sus películas, el documental también nos ofrece al mismo tiempo su retrato. Un retrato de Mario Camus a través de su cine.

En cierto modo, el título de tu nueva película de ficción, Una película póstuma, conecta con el documental. ¿Ves estos proyectos como relacionados en algún sentido?

Son dos películas estrechamente vinculadas, a la postre me doy cuenta. Una película póstuma es una historia de amor en un contexto futuro donde la muerte ha sido completamente expropiada y despersonalizada. Es una fábula, aunque la pandemia de COVID-19 nos ha asomado a un contexto semejante. Por su parte, Mario Camus según el cine también es una historia de amor, de amor al cine, enmarcada en un contexto de desaparición: la muerte quizá de una forma de vivir y entender la dirección cinematográfica.

El film se inspira en el “Libro de la pobreza y de la muerte”, del poeta Rainer María Rilke, pero no es una adaptación al uso. ¿Qué has tomado de la poesía para llevarlo al audiovisual?

En su libro Rilke habla de la “muerte propia”, esa muerte que cada uno lleva dentro de sí como una semilla que hay que madurar. En la película hay citas directas a sus versos, por ejemplo aquellos en los que el poeta se rebela contra el ultraje de la muerte, que se ha convertida en una simple producción de cadáveres. Más allá de estas citas quiero pensar que la inspiración en Rilke se sustancia en la propia forma de la película, que está construida de manera muy esencial, con muy pocos planos, con repeticiones, yuxtaposiciones, cesuras y encabalgamientos, a la manera como procede de la poesía.

¿Cómo has abordado el trabajo con Pere Ponce, protagonista de la película, y con el resto de actores?

Pere Ponce y todo el reparto son buenos amigos míos. Les conozco bien, me conocen bien. Saben de donde nace la historia. Acordamos juntos el tono y luego les hice actuar en largos planos-secuencia que implicaban, en la mayoría de los casos, una coreografía de movimientos más o menos compleja que había que encontrar en el lugar de rodaje, todo exteriores.

Por último, el Festival de Málaga está a punto de comenzar. ¿Cuáles son los planes después para estas dos películas?

Son dos películas especiales para mí, dos propuestas un tanto extremas, cada una a su manera, que esperan encontrar su camino a partir de su estreno en el festival de Málaga.

Desde Central de Cine le damos a Sigfrid nuestra enhorabuena por el estreno de dos proyectos tan interesantes.