Desde hace algún tiempo los científicos insisten en que lo que llamamos amor es una simple cuestión de química, y que Cupido y sus flechas, no son nada más que la representación romántica de una serie de reacciones químicas que se producen en nuestro cuerpo ante la presencia del ser amado. Un proceso similar ha convertido películas o series de televisión en grandes éxitos. Hay una especial conexión que se produce entre dos actores delante de las cámaras, y traspasa la pantalla, que cuando ocurre decimos que “hay química” entre esos interpretes.
Famosas y legendarias por su química en la pantalla son parejas como Spencer Tracy y Catherine Hepburn, o Fred Astaire y Ginger Rogers, a quienes ver bailar juntos parece magia por su compenetración. De todas las parejas que tuvo Fred Astaire en la pantalla sin duda la mejor fue Ginger Rogers “Fue la pareja más perfecta de Fred, bailando con él con exacta precisión, siendo una sombra en vez de su primera bailarina”.
Otra pareja mítica que desprendía química era la formada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Entre 1944 y 1948 protagonizaron juntos “Tener y no tener”, “El sueño eterno”, “La senda tenebrosa” y “Cayo Largo”. O entre Woody Allen y Diane Keaton que trabajaron juntos en “El dormilón” “Annie Hall” “Interiores” y “Manhattan”
Pero no hace falta irse tan lejos para encontrar parejas de esas con una especial conexión. Si revisamos la historia reciente de nuestro cine, nos daremos cuenta que gran parte del éxito de algunas películas se ha debido en gran parte a la química de la pareja protagonista, como Penélope Cruz y Javier Bardem en “Jamón, jamón” de Bigas Luna
Esa química difícil calcularla, comprarla, ni predecirla. Ya les gustaría a los grandes estudios de Hollywood decidir hacer una película con dos grandes estrellas y ¡qué tengan mucha química!. Puede que por muchos millones que les paguen y por muy guapos que sean los dos, aquello no ocurra. Y de ejemplos está la historia del cine llena. Y sin embargo en nuestro día, en un casting o un trabajo de clase, puede haber parejas, relaciones, entre las que surja, en un proceso entre real y mágico, esa especial fluidez y sensación de vida. Es todo cuestión de química.
La química en las parejas de cine es fundamental a la hora de interactuar con otros personajes y eso se ve reflejado en la taquilla